Investigadores desarrollan un insecticida biológico para combatir el
mosquito transmisor del dengue, el zika y la chikungunya. Se trata de un
hongo acuático, un patógeno natural llamado Leptolegnia chapmanii,
hallado en charcos de agua de la localidad platense de Melchor Romero.
El objetivo es controlar al vector y reducir el uso de insecticidas
químicos neurotóxicos.
El “larvicida biológico” fue creado en los laboratorios del Centro de
Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), dependiente de la
Facultad de Ciencias Naturales y Museo y del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en Argentina.
En la actualidad, los científicos del CEPAVE, junto con expertos del
Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales
(CINDEFI), trabajan en la producción a escala de Leptolegnia chapmanii.
Según detallaron los especialistas a Argentina Investiga, se lograron
resultados positivos a partir del uso de un extracto líquido a base de
aceite de girasol como medio de cultivo que le permite al hongo
conservar la viabilidad y la virulencia. De esta manera –aseguran– se
podrá contar con un larvicida de alta efectividad y apto para ser
comercializado en el mercado.
El novedoso desarrollo fue testeado en pruebas de campo y en
distintas condiciones ambientales, explicó Juan García, del CEPAVE, que
dirige el proyecto acompañado por la doctora Claudia López Lastra. Y
remarcó: “La finalidad de los trabajos es conocer de qué manera los
depredadores (otros insectos o microcrustáceos), los parásitos
(nemátodos) y los patógenos (virus, bacterias, hongos y protozoos)
afectan las poblaciones de Aedes aegypti para lograr reducir el número
de insectos. A partir de allí es posible determinar cuál de estos
hallazgos tiene posibilidades de convertirse en un insecticida biológico
que pueda llegar al mercado para ser utilizado en el control de este
mosquito vector, y así reducir el uso de insecticidas químicos
neurotóxicos”.
Con este descubrimiento, el control biológico actúa sobre los
mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus, que
transmiten el virus del dengue, el zika y la chikungunya. Estos
mosquitos, por lo general, pican durante las horas del día. Los síntomas
comienzan alrededor de tres a siete días después de la picadura de un
mosquito infectado y los más comunes son fiebre y dolor intenso en las
articulaciones, a menudo en las manos y los pies. Otras sintomatologías
pueden incluir dolor de cabeza, dolor muscular, inflamación de las
articulaciones o sarpullido. Si bien ambas enfermedades tienen un nivel
bajo de mortalidad, son de rápida propagación y contagio.
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